Alvaro Pemper

 

Álvaro Pemper nació en Montevideo en 1965, de modo que perteneció de lleno a la generación educada en el seno del Proceso llamado Cívico Militar que afligió a la República. Pemper cursó el liceo entre 1978 y 1983, viviendo formalmente el despertar de una cultura resistente que se llamaría democrática tras la concreción de la primera presidencia popularmente electa tras la dictadura, en 1985.
Los años de aislamiento y distorsión de la información a los que estuvo sometido el país, marcaron la necesidad del surgimiento de convicciones que ayudaran a entender los procesos sociales y económicos, así como a la generación de un proceso cultural que había estado estancado tras más de una década de relegamiento y desidia. Una ebullición, catalogable de novelería intelectual y sensiblería política rápidamente abrumó las formas públicas de expresión, y saturó los medios de consignas y de estribillos alusivos a la libertad, que eran festejados rabiosamente sin escrúpulo.
Si consideramos el impacto de la recuperación de las libertades democráticas en la cultura y los cambios ocurridos en el mundo durante los 80, es fácil comprender la necesidad de buscar en el universo local expresiones que nos situaran en el mundo rápidamente, más allá de aquellas expresiones que celebraban festivamente la coyuntura histórica.
La plástica uruguaya fue particularmente pródiga durante esos años, generando un fenómeno que -aunque no ha sido sistemáticamente estudiado- fue gruesamente definido como "la generación de los ochenta". En esa generación confluyeron y eclosionaron plásticos que se habían formado sombríamente bajo la dictadura junto a una nueva generación alumbrada en la transición. Hoy son los nombres más importantes de la plástica contemporánea, referentes ineludibles de la cultura uruguaya que viven, sin embargo, huérfanos de todo apoyo estatal en medio de una incuria política incomprensible.
Álvaro Pemper pertenece a esa generación, surgiendo públicamente en 1986 y desarrollando una trayectoria singular centrada en la erótica, en el desnudo femenino y en el culto al dibujo.

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Pemper se formó como dibujante en forma autodidacta. Según sus palabras producía "excesivamente descriptivas escenas monstruosas, fruto de la devoción teratológica de un adolescente" donde abordaba temáticas como el hermafroditismo, la deformidad y la zoomorfosis, dibujadas a lápiz con una minuciosa técnica y un regodeo microscópico en el detalle. En el año 1995, urgido por la necesidad de pintar pero conscientemente cautivo por la técnica generada por sus dibujos, decide ingresar a un taller -el de Hugo Longa- para aprender los rudimentos de la pintura.